sábado, 14 de febrero de 2009

Newsletter El Gourmet-Amantes del Buen Vivir-,

Muchas veces, cuando conocemos una ciudad que soñamos infinidad de veces, algunas horas bastan para adivinar su esencia.

Al llegar a Lisboa,el sentimiento principal fue el de un dejá vu. Efectivamente, había visto Lisboa unas horas hace siglos, en un viaje adolescente a Europa, en barco. Recuerdo cada escala y sus deslumbramientos.
En un paso fugaz alcancé a tomar un tren a Cascáis y su playa para comer ostras con vino blanco, seco y fresco, un vino verde, esos que antes eran tan ácidos e intrascendentes, pero que actualmente se elaboran cada vez mejor.
Tienen algo de los vinos blancos de Galicia, los Albariños. Pero mis recuerdos de Lisboa se basaban sobre todo en los relatos del italiano Tabucchi. Él la conoce como nadie, no sólo por el clima y los personajes, sino por la gastronomía.Lisboa es como una la imagina: emocionante y bastante melancólica, como sus habitantes. De un modo lejano me recuerda a Montevideo. Pese a los Armani y los Prada, la ciudad tiene algo de los 30 o de los 40.
Corrimos a conocer, a tomar un café en A Brazileira, el preferido del gran poeta de los infinitos nombres, Fernando Pessoa.En la terrasse hay una mesa, su preferida y una estatua en bronce del poeta. Una estatua triste. Todo el mundo puede sentarse a tomar un café con Pessoa y sus desasosiegos.

En una librería cercana compré un libro de recetas del hombre de tantos nombres: A Mesa com Fernando Pessoa, donde figuran sus platos favoritos (caldo verde, un plato sumamente sencillo, con papas y cove, esa especie de acelga que también usan los brasileros), los buñuelos de bacalao (como todo portugués), las habas guisadas con morcilla, el arroz con leche. Y mucho trago, especialmente oporto y vino de Colares. “Dadme vino porque la vida es nada”, escribió. Una buena excusa. No hay demasiadas referencias de vinos y regiones, porque el poeta no era muy exigente con lo que bebía.De Fernando Pessoa se impone buscar una guía de Lisboa, editada en ingles y portugués, en donde se detalla lo que el turista debe ver. La guía es perfecta, con descripciones precisas y tentadoras. Acá no aparecen sus angustias ni sus fantasmas. El libro está totalmente despojado de retórica, pero es un placer visitar la ciudad, si se tiene tiempo, de la mano del poeta, aunque la haya escrito en 1925.
Esta guía fue descubierta hace 10 años entre sus obras inéditas.En todo caso esa mañana en Lisboa, y después de comprar un CD de fados (no cantados, sólo con guitarras, una música magnífica para recordar Lisboa con copa de Oporto en la mano) partimos a almorzar en Alfama, el barrio antiguo, con sus calles estrechísimas, sus escaleras, rincones, agujeros, terracitas, ropa colgando. (continua aqui)

ELISABETH CHECA
elisabeth@elgourmet.com
1
Historia de la cocina y los cocineros
El lector visitará cocinas medioevales, comerá por primera vez con el tenedor que Catalina de Médicis introdujo en Francia, asistirá a las comidas de la corte y a los banquetes revolucionarios, sabrá de qué se trata y el por qué de la famosa Guía Michelin.
2
Comenzó la gran performance de los platos y los vinos
Con un cocktail fastuoso se largó la tercera edición del Masters of Wine and Food South America en el Park Hyatt Buenos Aires.
3
Rara raya
Como un ángel, un diablo, una enorme mariposa marina. Extraña raya, pez de sabor refinado si se lo trata como merece, engendra suspicacias en algunos. Para descubrir.

1 comentario:

Pablo dijo...

Hola!
Te espero en mi nueva sede: www.yoextranjero.com
Gracias! ;-)