martes, 28 de octubre de 2008

Sopa Horneada de chocolate negro con helado de chocolate blanco y cristales de mandarina

Receta de Borja Blazquez:
"La Gastronomía vasca me gusta porque nací alli y es lo que he mamado desde pequeño.
El país vasco concentra la mayor cantidad de restaurantes de elite de todo el planeta."

Sopa Horneada de chocolate negro con helado de chocolate blanco y cristales de mandarina

2 mandarinas
2 naranjas

Para la mousse

200 g de chocolate semiamargo
40 g de manteca-mantequilla-
4 huevos
50 g de azúcar
50 g de crema

Para el Almibar

200 g de azúcar
200 cc de agua

Procedimiento para la mousse:

Derrita el chocolate con la manteca en un bol sobre una cacerola al vapor, con el fuego apagado.
Deje templar y agregue las yemas sin montar. Revuelva.
Añada las claras montadas a nieve junto con el azúcar.
Bata la crema y mézclela también. Reserve la mezcla tapada en la heladera
Pele las mandarinas y las naranjas, quite bien la parte blanca y hierva la piel en 7 aguas distintas hasta que estén tiernas pero firmes.
Después, confite en un almibar hasta que las cascaras estén transparentes. Cubra con azúcar y dejelas secando hasta que cristalicen .
Rompa levemente.
Extienda 1,5 a 2 centimetros de mouse en un plato sopero, lleve al horno y entibie un poco, saque y coloque en el centro una quenelle de helado de chocolate blanco.
Puede terminar con gajos de mandarinas y naranjas peladas a vivo, mas la piel de los cítricos.

El Gourmet

2 comentarios:

Remealsurdelsur dijo...

Gracias por visitar mi blog y tus amables comentarios.

Y gracias a eso, tengo el placer de poder perderme visitando los tuyos, a los que dedicaré tiempo, porque tienes cosas muy muy interesantes.

Besitos de una bloguera de Málaga

anaiv dijo...

Hola Reme, es imposible no visitar tus blogs porque realmente son imperdibles :-)
Yo ya te conocía de MR por eso visitaba tu blog, aunque no dejaba comentarios.
Gracias por tus palabras.
Malaga...que belleza!!! el año pasado estuve por alli cerquita, verás en mi blog que tengo fotos de Fuengirola.
Un beso