miércoles, 22 de octubre de 2008

La herencia de Guillermo Tell

Suiza se destaca por sus chocolates, la fondue y una refinada relojería. Pero además, es el octavo consumidor de vinos del mundo.

La fondue, los quesos, el chocolate y la relojería nos remiten a postales suizas, tiernos paisajes apacibles tomados de relatos infantiles que dibujan casitas en praderas, nieve, chimeneas humeantes y refugios donde los helvéticos se reúnen y sociabilizan alrededor de delicias.

Dentro de estos placeres, el vino es el menos imaginado. Sin embargo, los suizos adoran el vino. Poco conocidos en el mundo, los caldos de este punto del planeta comienzan a despertar el interés de otros mercados porque recuperan viejas técnicas y utilizan uvas en vías de extinción

El 98% de la producción de vinos suizos se destina al consumo interno.
Además, es el octavo importador de vinos del mundo gracias a un consumo de 41 botellas por persona al año, que se traduce en un mercado de 310 millones de botellas anuales.

Sus principales proveedores son Italia, Francia, España, Estados Unidos y Portugal, que abastecen dos tercios de la demanda
(continúa)

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