miércoles, 3 de septiembre de 2008

El rey de las ferias

Texto de Cristina Jolonch
Fotos de Carlos González Armesto


La tradición de consumir pulpo en las ferias y los mercadillos gallegos se mantiene viva. Los pulpeiros del interior siguen siendo los que tienen fama de dominar mejor el punto de cocción del sabroso pulpo a feira.

“Si no hay pulpo no hay fiesta”, sentencia Sira Valeira, que a sus 70 años sigue recorriendo las ferias con su caldero de cobre, su gancho de hierro, sus platos de madera y sus tijeras. Esta mujer que nació en Arcos, pueblo de pulpeiros, recuerda de memoria los días señalados en el viejo calendario de sus padres, de quienes aprendió el oficio.
Las fechas que anunciaban su marcha de pueblo en pueblo cuando ella, que aún era niña, debía quedarse en casa para cuidar de sus hermanos. Las mismas que, muchos años después, la siguen llevando a ella de un lado a otro: en febrero, San Blas; luego, San Benito, Irixo, la Magdalena, la Ascensión, Santiago, Axinzo, Santa Marta, Carballiño…
“Ahora cada año inventan nuevas celebraciones, la mayoría relacionadas con cualquier pretexto gastronómico: la fiesta de la sardina, la de la anguila, la del pimiento, la del cocido, incluso la del huevo frito…
Pero si no hay pulpo, no hay fiesta.
Y si no hay pulpeiros de Arcos o de Carballiño, no es lo mismo, porque en la costa el pulpo se ha puesto de moda, pero la tradición ha estado siempre en el interior.”

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