Por Tomaso Basevi et Giovanni Grezzi
El chef turco-sueco Mehmet Gürs es uno de los que hacen de Estambul un destino gastronómico por mérito propio.
El muecín de la Mezquita Azul entona su cántico. Son las 5 de la mañana en Estambul. Mehmet Gürs ya está en su restaurante, el Mikla, enclavado en la última planta de la torre del hotel Marmara Pera. «Esta hora es increíble.
El sol se levanta sobre la orilla oriental del Bósforo mientras se oye la llamada a la oración. Se me pone la carne de gallina sólo de pensarlo», nos confiesa con emocionada voz.
Mehmet Gürs no es un chef como los demás. Forma parte de una nueva generación de cocineros que ha convertido a Estambul en el primer destino culinario de 2008, según el suplemento de viajes del New York Times.
Turco por parte de padre y sueco por parte de madre, creció en Finlandia y en Suecia, antes de realizar su aprendizaje en Estados Unidos. Hace 12 años, cuando contaba 26 de edad, decidió instalarse en Turquía.
«En 1996, en Estambul, había muchos sitios para comer, pero ningún verdadero restaurante gastronómico. No había muchos turcos que viajaran para descubrir la gastronomía de otros países. El boom económico de los últimos años ha cambiado las tornas y ha contribuido a refinar los gustos de los estambulitas. Actualmente, hay que ser bueno, mejor que los demás... Ya que Estambul se ha convertido, por fin, en un sitio donde es posible hacer algo más que visitar el palacio Topkapi o la basílica de Santa Sofía; uno puede también divertirse, salir de marcha y, por supuesto, comer bien como en cualquier ciudad del mundo».
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ViaMichelin
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