viernes, 4 de julio de 2008

Para noches frías, vinos ardientes

Por algo es pasión de escandinavos cuando afuera es noche y nieva tanto. Si no es noche es como si lo fuera, en esas brumosas oscuridades tan profundas como el alma bergmaniana que empiezan a primera hora de la tarde.

Los vinos calientes, que se toman también en Italia y en España, no solo curan resfríos y melancolías varias. Pueden ser tranquilizantes o euforizantes. ¿Reparan de qué? De todo.

Por el azúcar, el alcohol añadido, las especias. No es para beberse una jarra, sírvalo en tacita de café o pequeño bol de cerámica. Si tiene una chimenea y buena música, la noche terminará muy bien. Durmiendo como angelitos o no.

Del glög escandinavo (pronúnciese “gloeg”) hay infinitas variantes.
La que sigue es la más clásica:


1 botella de vino tinto (recomendamos uno de buen cuerpo)½ botella de vino blanco dulce (tipo Cosecha Tardía de Norton o Tardío de Familia Zuccardi)
1 vaso de vermouth dulce
1 cucharada de bitter angostura
1 vaso de Acquavit o ginebra
100 de pasas de uva
Cáscara de una naranja
10 g de cardamomo bien machacados (se consigue en casas de especias como El gato Negro)
2 clavos de olor
2 rama de canela
1 cucharadita de jengibre en polvo
200 g de azúcar
200 g de almendras peladas

Ponga todos los ingredientes excepto el alcohol blanco, el azúcar y las almendras en una cacerola esmaltada, mezcle bien y deje por lo menos 12 horas, para que los sabores se desarrollen y mezclen entre sí.

Coloque sobre fuego vivo, revolviendo con cuchara de madera hasta alcanzar el punto previo al hervor Retire y añada el azúcar y las almendras.

Al final incorpore el Acquavit o la ginebra. Sirva caliente.

Estos ingredientes son para 12 personas

Una variante de esta historia, que probé en Suecia, consiste en, al momento de incorporar el azúcar, ponerla en un colador y mojar con un spirit fuerte (se puede usar ginebra, tan gauchesca) y flambear, incendiar.
Un ritual impactante y festivo.

Gluhwein

Para dos. Cuando hay que sensualizar una noche de crudo invierno.

½ botella de vino tinto
2 clavos de olor
2 cáscaras de limón
2 cucharadas de azúcar
1 rama de canela

Inserte los clavos de olor en las cáscaras de limón.
Mezcle en el fuego con el azúcar y la canela hasta que el azúcar se derrita, revolviendo cada tanto con cuchara de madera.
Añada el vino y siga revolviendo hasta el punto previo al hervor.
Retire del fuego, saque la canela y la cáscara de limón y sirva caliente en jarritos de cerámica.
Como música de fondo, las canciones del Viaje de Invierno de Schubert, cantadas por Dieter Fischer- Dieskau. O Nieblas del Riachuelo, por el Cigala, como gustéis.

ELISABETH CHECA
elisabeth@elgourmet.com

El Gourmet

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