martes, 15 de julio de 2008

Con Michel Rolland

Michel Rolland es un tipo muy simpático para quien la fama es puro cuento, pese a que Robert Parker, el mas temido e importante wine writer americano sostenga que se puede hablar de vinos pre Rolland y post Rolland.

Lo encontré nuevamente en San Patricio del Chañar, en la Bodega del Fin del Mundo, donde asesora desde hace algunos meses y en el aniversario de los cinco años de la Bodega. Hace unos días presentó en Patagonia Sur, el restaurante boquense de Francis Mallmann, las nuevas cosechas de sus vinos Mariflor de viñedos en Vistaflores que por ahora y hasta que esté terminada su bodega, elabora en Monteviejo, la bodega de Catherine Pére-Vergé.

Se trata de un elegante y personal Sauvignon Blanc, 2007 un Pinot Noir 20078 y el Malbec Val de Flores 2006, el top. Tambien se probó Lindaflor Chardonnay 2006, de lejos el mejor de Argentina.

Actualmente Rolland asesora en varios países Y elabora sus vinos, como siempre, en Bordeaux, donde es propietario de seis Châteaux. Y es él el responsable de que un grupo de bodegueros bordaleses - Clos de los Siete- se instalaran en Tunuyán.

¿Usted cree que el Malbec argentino es el mejor del mundo?
Bueno, se está convirtiendo en eso. Creo que el Malbec esta bien adaptado en la Argentina y se pueden hacer excelentes vinos lo que es lo más importante. En todas las regiones de Argentina, hay Malbec en el Norte, en la Patagonia y en el medio, en Mendoza con sus numerosos terruños que le dan una identidad diferente.

El primer vino que probé hecho por usted. Fue el Arnaldo B
El Arnaldo B es probable que sea el primer vino de una nueva generación, un nuevo estilo como los Catena Zapata, el Alto.

Hábleme de su sociedad con Arnaldo Etchart en la Bodega San Pedro de Yacochuya
Estoy feliz con la alianza porque esa región del mundo me apasiona, Cuando trabajé para la bodega Etchart, descubrí ese lugar a 2000 metros, con viñedos de un viejo Malbec. Instalamos la bodega donde se hizo el primer millésime de Yacochuya de Arnaldo Etchart y Michel Rolland.

Yacochuya es un lugar muy especial, muy particular, por la edad de la viña, por la producción. Yo traté de hacer un vino potente pero no demasiado espeso ni duro, carnoso, con una cierta elegancia.

¿Y sus vinos de Vistaflores, en Tunuyán?
Val de Flores me parece magnífico. Es el vino, como el Pinot Noir y el Sauvignon Blanc que acabamos de probar, que elaboro con viñedos propios y con mi mujer enóloga, Dany. Estamos muy contentos con los resultados.

He escuchado algunas críticas. Se refieren a que hace los vinos con la misma receta. Pero me imagino que no se puede hacer un Malbec como se hace un Merlot
Bueno, a eso puedo responderle varias cosas porque si me hacen esta crítica es importante. Primero: Rolland no hace recetas.
Hago los vinos tratando de comprender el clima, la uva, el suelo y un poco el mercado y la cultura.
Mire, hago los vinos que me gusta tomar. Y por el momento puedo decir que no anda demasiado mal mi trabajo. No me gusta que se diga que hay una receta porque si hago el Merlot en Francia como debo hacer el Merlot en Argentina, uno de los dos sería imbebible.
Mi trabajo es obtener las uvas, las mejores, y tratar de vinificarlas de acuerdo a estas condiciones de lugar y de hábito.
Cuando estoy en la Argentina hago vinos argentinos, no franceses.

¿Qué le gusta hacer en Argentina?
De todo, bueno… hago el Malbec porque creo es el alma, la expresión de la Argentina. Pero pienso que se puede hacer muy buen Cabernet Franc, muy buen Syrah.

Pero el Cabernet Franc se lo cultiva poco, ¿qué proyectos hay para esta uva?
Creo que hay un gran potencial para el Cabernet Franc en Argentina, como uno que hicimos en Trapiche, muy interesante. Mendoza tiene un clima que permite hacer Cabernet Franc de calidad. Y en San Patricio del Chañar probé un buen Cabernet Franc.
Me gustaría que hubiera proyectos para desarrollar esta variedad más importantes de los que hay hasta ahora.

En Chile hay Cabernet Franc.
No tanto.

Estuve en Londres donde hubo una importante degustación de vinos argentinos, con una sección donde figuraban los unusual blends. Había por ejemplo algo que llamaba la atención de los críticos: Malbec-Bonarda, el vino de los abuelos inmigrantes. ¿Qué otros blend cree que pueden ser originales para el mercado externo?
Bueno, tenemos un buen ejemplo en Trapiche con el Iscay, Merlot-Malbec, nadie lo había hecho.

Y en Londres tuvo un éxito de locos este Merlot - Malbec
Porque hay una sinergia entre ambas uvas. También puede ser que funcione muy bien Malbec- Tempranillo o Malbec-Syrah, se pueden crear cortes que expresen una personalidad, eso es lo interesante ahora que el público busca cosas nuevas.

¿Cómo ve la imagen de los vinos argentinos en el mundo?
Es evidente que ha cambiado. La Argentina es un país que fascina por su tamaño diversidad, por su locura.
Me seduce especialmente. Además es el cuarto producto mundial, no es un producto anecdótico. Creo que el vino argentino interesa al mundo entero.
Hay una revolución respecto a estos vinos, muy positiva.

Es una broma, pero como dice un amigo: tenemos los mejores vinos argentinos del mundo. Hay tanto exitismo. Pero esta incorporación es reciente y lenta. La gran explosión se dio en los dos últimos años
Claro, antes la Argentina no exportaba, había un mercado interior tan fuerte que no era necesario. Hoy la exportación es necesaria económicamente, entonces la gente descubre el vino argentino y ya tiene éxito en el mercado externo.

También los argentinos empiezan a descubrir el vino argentino. El vino antes era como el aire o el sol, estaba, no se hablaba, se tomaba nomás.
Ahora se toma menos, pero mejor.

Elisabeth Checa
elisabeth@elgourmet.com

El Gourmet

No hay comentarios: