El clasicismo en materia de vinos busca alternativas a los tradicionales países productores y recorre nuevas latitudes a la caza de hallazgos que dinamicen la industria y traigan serenidad en medio de la crisis global que produce incertidumbre sobre el futuro de la vitivinicultura.
Al parecer, Sudáfrica sintetiza una respuesta posible frente a estos cambios. La industria del vino sudafricana atraviesa un periodo de cambios desde hace algo más de diez años. Su estructura económica y la infraestructura productiva se modificaron radicalmente, al tiempo que el país se reposicionó en los mercados mundiales.
En Sudáfrica nunca llueve durante la cosecha, el verano es seco y cálido, y las lluvias llegan sólo en invierno. Los grandes empresarios dicen que de 70 hectáreas cultivadas, el 60% es de variedades de vinos blancos: Sauvignon Blanc, Chardonnay, Semillon y Muscat de Frontignan. Las variedades de vinos tintos incluyen Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Pinot Noir y Shiraz, pero los locales prefieren el Tannat que, de acuerdo a sus preferencias, es uno de los mejores vinos, con mucha vida.
Mike Fisher, socio de la compañía Global Wine Partners, afirmó que Sudáfrica es un excelente lugar para el cultivo de uvas y la creación de vinos de excelente calidad
(continúa)
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