© E. Boucher/ViaMichelin
08-09-2008
Por Éric Boucher
Están, por supuesto, los grandes clásicos de la cocina polaca, barszcz (sopa de remolacha), zurek (sopa agria) y las kotlet schabowy (costillas de cerdo empanadas) cuyo simple nombre hace temblar al turista pacato. ¡Una pena! Ya que se trata de una cocina popular, pero extremadamente sabrosa.
Aunque a partir de su apertura al turismo proveniente de todo el mundo, Cracovia presenta una amplia oferta gastronómica, que domina a la perfección los estándares de la cocina internacional. Así que todo el mundo encontrará árbol donde ahorcarse.
Compendio de gastronomía polaca
La charcutería es excelente, en general; no deje de probar bajo ningún concepto, por ejemplo, el polendwica (cerdo ahumado).
Un plato de temporada que no puede perderse es el bigos, una especie de chucrut ligeramente azucarado mezclado con champiñones y trozos de embutido.
Entre las sopas destacan dos clásicas: la barszcz, sopa de remolacha servida con un pequeño milhojas de carne, y la zurek para los amantes de los sabores agrios. En todas las cartas encontrará las kotlet schabowy, costillas de cerdo empanadas, y difícilmente podrá resistirse a los pierogi, grandes ravioles rellenos de col, champiñones o queso blanco.
Dentro de los postres, puede elegir entre los deliciosos pasteles de queso blanco (sernik), los pasteles de semilla de amapola (makowiec) o las famosas crepes con queso blanco (nalesniki). Y para terminar, un producto típico de los Cárpatos, al sur de Cracovia: el queso de oveja ahumado (oscypek).
(continúa)
viamichelin
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