Por Cristina Goto
cristinagoto@cuisine.com.ar
Fotos Aldo Martínez
CUISINE&VINS desembarcó en la increíble Bahía de Trancoso, en el Nordeste de Brasil, para disfrutar de una exquisita semana gourmet en el afamado Club Med.
El destino es absolutamente glamoroso. Aunque, al llegar, la jungla cerrada, como sofocante, enmarca los últimos kilómetros de la entrada al Club Med de Trancoso. Nada preanuncia el sereno y gracioso escenario que verá el pasajero, más adelante.
En esta parte de la costa brasileña conviven dos accidentes geográficos, una meseta cubierta de selva tropical que se rinde en un abrupto acantilado de 14 km, ante otro gigante, el océano Atlántico. Juntos, hacen cimbrar el temple de cualquier visitante urbano o morador de planicies. Este mix intenso, de vegetación regordeta, de inagotable mar esmeralda, de acantilados colorados y de suave arena a granel, es el paisaje que con mucha astucia El Club Med descubrió en Trancoso, Bahía, a comienzos del siglo XXI para sus pasajeros más inquietos.
Fue una afortunada elección de parajes tropicales en estado salvaje aptos sólo para el deporte de aventura, ahora mínimamente civilizados. La propuesta del Club, que preserva la naturaleza original, allanó dificultades y explotó al máximo la idea de vivir -siete días- al aire libre, respirando una atmósfera purísima, recurso primordial para empezar a descontracturarse. La villa es elegante y simpática, los arquitectos y paisajistas la convirtieron en un espacio delicioso para las personalidades que aman la naturaleza.
No sólo es recomendable ir durante esas semanas especiales; durante todo el año, el lugar ofrece unas vacaciones soñadas. Si el visitante no es un gourmet, pero le encanta la vida nocturna y la buena cocina, en las cercanías, a pocos kilómetros del village, hay otros lugares históricos que se deben conocer, como la Villa de Trancoso y Arraial D´Ajuda. Se deben visitar a la caída del sol y vivir el contagioso y romántico espíritu de Bahía. Hay restaurantes muy bonitos, boutiques con ropa de buen diseño, decontracté, artesanos y mucho ritmo.
TALENTOSOS CHEFS DE PRESTIGIOSOS RESTAURANTES PORTEÑOS DELEITARON A LOS PALADARES MÁS EXIGENTES EN UN AUTÉNTICO PARAÍSO TERRENAL COMO TELÓN DE FONDO.
La nuit française, a cargo de Thierry Pszonka –maître cuisinier de Francia poseedor de una importante carrera en su país y en la Argentina desde hace once años-, elaboró una loca fiesta del trópico (sigue)
La cucina italiana estuvo en manos del joven cocinero Daniel Hansen, jujeño por nacimiento y experto en cocina de la península por adopción. Estudió su carrera profesional en el IAG y se especializó en New York en la Culinary Academy (sigue)
Cartoccio di salmone rosato por Daniel Hansen
Leandro Egozcue y Juan Pedro Rastellino, batieron las palmas de la cocina de la otra península, atención, de la región vasca. Hubo quienes esperaban un encuentro pictórico de pimentones, que siempre son ricos. (sigue)
Ensalada de cigalas con tartare de palta y salmón fumé por Leandro Egozcue
Pan con tomate y aceite de oliva * por Leandro Egozcue
La cocina armenia y su importancia en la Argentina, extrañó a los organizadores. Es que Buenos Aires goza de buenos exponentes de esa especialidad como el restaurante El Manto que la puso en la categoría gourmet. Fernando Sergio Rubio se formó en la vida laboral en pastelería y en la escuela Buenos Aires Pastelería Maestra (sigue)
LEHMEYUN por Fernando Sergio Rubio
Mezze armenio por Fernando Sergio Rubio
Cuisine&Vins
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