domingo, 15 de junio de 2008

Añejo en lo profundo (Viajes Gourmet)

Una bodega francesa realiza un estudio en el que durante 47 años mantendrá sumergidas 246 botellas de vino para analizar su conservación.

Con fines experimentales, la bodega Henri Maire, en Francia, decidió guardar 276 botellas de vino debajo del agua para investigar su evolución y compararla con la conservación en cava.
El objetivo de este estudio es mejorar las técnicas de crianza y conservación, para ver qué sucede con las botellas sumergidas durante décadas.
La bodega que auspicia el trabajo está ubicada en Vouglans, al este de Francia.
No es la primera vez que la bodega Henri Maire realiza estas experiencias.
El año pasado distribuyó 20.000 botellas alrededor del mundo para hacer experimentos. Algunas botellas fueron guardadas en la isla Spitsbergen, Noruega, a 40 grados bajo cero.
Las botellas de tinto de Arbois están sumergidas en un lago artificial, a 60 metros de profundidad, en lo que fueron las ruinas de un antiguo monasterio, la Chartreuse de Vancluse, sumergido en 1968 durante la construcción de una represa que generó un lago artificial.
Los vinos se mantendrán conservados a una temperatura de 4 grados, con una presión atmosférica de 7 bares y 8 miligramos de oxígeno por litro.
Cada veinte años, se retirarán 24 botellas para evaluar cómo se modificaron los vinos en comparación con los que se fueron conservados en la cava.
El experimento finalizará en el 2055, cuando se saquen las últimas 24 botellas que serán comparadas con otras 276 del mismo tipo que se encuentran guardadas en una cava tradicional.
Así, se llevará un registro paralelo entre las sumergidas y las que se mantuvieron en condiciones tradicionales.
Dentro de 47 años sabremos si el esfuerzo valió la pena.

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