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viernes, 13 de enero de 2017

CON MÁS DE 1500 ATESORADAS, CANAIMA PROPONE UN NOVEDOSO CONCEPTO DE VINOTECA, WINE BAR Y CERVECERÍA, A LA VERA DEL RÍO PARANÁ.




Vinos de alta gama por copa, cervecitas bien heladas y una variopinta selección de platos de autor. Esa es la propuesta de Canaima, vinoteca que revolucionó la ciudad de Rosario.
Dos pisos, una terraza soñada y ambientación chic/cool, este innovador espacio reúne más de 1500 etiquetas, ideales para paladares sibaritas curiosos y exigentes. Algo muy valioso en esta bellísima urbe, que se complejiza a pasos agigantados en materia enogastronómica.
“Queremos ser mucho más que un simple lugar que vende vinos. Por eso, para diferenciarnos, craneamos el Espacio de Sabores, un mini restaurante con una carta corta de diez platos, que varían todas las semanas. Allí, servimos cervezas de todo tipo y vinos por copa de bodegas Premium”, explica, orgulloso, Darío Caporossi, responsable de Canaima.
Las catas son uno de los pilares. Además de lúdicas y entretenidas, llaman la atención por sus suculentos maridajes, que van de platos gourmet a comidas exclusivas en el horno de barro.
“Somos la primera vinoteca de la provincia de Santa Fe que tiene venta on line y, por otra parte, nos convertimos en el primer proyecto vinófilo ecológico del país, teniendo el 100% de la iluminación con tecnología LED (para no dañar los vinos con los UV). Parte de esta iluminación está alimentada por paneles solares”, concluye Caporossi.
Rosario apuesta por el buen vino y es noticia. Apasionados, vale la pena conocer este nuevo espacio, que dará que hablar.

Direccionado
Mendoza 1776, Rosario
Tel.: (0341) 421 3914

POSTRES, ESCULTURAS EN CHOCOLATE, AZÚCAR Y HIELO






LA FINAL DE LA COUPE DU MONDE DE LA PÂTISSERIE SE ACERCA Y UN EQUIPO ARGENTINO ESTARÁ EN LYON. TODO UN ORGULLO PARA LOS PALADARES DULCES REFINADOS DE LA PATRIA.

Hoy, 12 de enero, es el Día del Trabajador Pastelero, gremio que reúne y celebra en la fecha también a los confiteros, pizzeros, heladeros y alfajoreros de la Ciudad Autónoma y la Provincia de Buenos Aires.
Este año, la sensación de fiesta es doble porque un equipo argentino participará en la final de la Coupe du Monde de la Pâtisserie, en Lyon, entre el 22 y 23 de enero. La delegación argentina de profesionales pasteleros se formó con Eduardo Ruíz (presidente), Jorge García (especialidad: azúcar/caramelo), Mariano Zichert (especialidad: chocolate) y Rubén Darré (hielo). El equipo deberá realizar una obra de su autoría sobre el tango (tema elegido por el equipo), que fusione sus habilidades profesionales en una composición y muestre organización, solidaridad y coordinación grupal.
La posibilidad de competir en estas instancias es una labor que a los organizadores les lleva ya 14 años. Empresarios y profesionales del sector trabajan con objetivos a largo plazo para lograr el lenguaje de la excelencia en estas lides internacionales. En la edición 2017, participarán Reino Unido, Argelia, México, India, Bélgica, Suecia, Argentina, Marruecos, Túnez, Suiza, Corea del Sur, Chile, Singapur, Dinamarca, Indonesia, Malasia, Egipto, Japón , Estados Unidos, Brasil, Taiwán y Francia.
En la Argentina, los participantes superaron varias instancias de competencias: el Campeonato Nacional de Pastelería Artesanal en FITHEP Expoalimentaria LATAM y, luego, la Copa Maya en México, donde ganaron el primer puesto. Así, llegaron a la final de la Coupe, que se realiza cada dos años en Francia.
La Federación de Trabajadores Pasteleros, Servicios Rápidos, Confiteros, Heladeros, Pizzeros y Alfajoreros y la Cámara de Confiterías de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC)) hacen posible la oportunidad de la participación de un equipo argentino en este certamen internacional, con su auspicio y acompañando el intenso trabajo realizado por los profesionales para llegar a este momento. Su práctica y entrenamiento previo se realizan en las instalaciones de la Escuela de Pastelería Profesional.
Se puede seguir el certamen en directo por http://www.cmpatisserie.com/
Twitter @CMP_Lyon
Face Coupe du Monde de la Pâtisserie


jueves, 10 de noviembre de 2016

Hablar por hablar

BASTA DE MURMULLOS. JEAN PAUL USA LA HISTÓRICA ROTISSERIE DEL RESTAURANTE LA BOURGOGNE PARA OFRECER UN MENÚ DE CARNES BASADO EN LA COCINA ARGENTINA Y SU PRODUCTO DE EXCELENCIA. 
por Cristina Goto


-“¿Te enteraste que Jean Paul abrió una parrilla en La Bourgogne?”, me dijo un conocido.
-“¿En qué momento? Hace un mes estuve allí”, respondí.
Enseguida, indagué un poco y me enteré que La Bourgogne lanzó este mes un menú de carnes asadas al fuego de quebracho, inspiración de Jean Paul Bondoux. Con una muy buena relación calidad-precio, es una propuesta que suma a su carta clásica. Entonces, hice una reserva y partí con amigos.
Cuando llegué, busqué en el salón la tan mentada parrilla y vi con alegría que el brasero de siempre estaba encendido, como tantas veces que hubo carnes asadas. Volvió esa cocina en vivo que a muchos nos gusta y que la última renovación resaltó tan especialmente dentro del salón. Cerca de los fuegos, armando los platos estaba el chef de Cuisine, Sergio González Crubellier, que asiste a Jean Paul hace 14 años y aporta su visión local a la idea.
El menú es de tres pasos -entrada, un corte de brasero con guarnición a elección y un postre- e incluye una copa de vino Cadus Appelation, de Cadus Wines. Precio: $950 (IVA Incluido).
Mis amigos pidieron la compresión de morcilla tierra y cielo al Malbec y la ensalada de mollejas de ternera con manteca de cítricos. Yo, en cambio, comí el chorizo dijonnaise con puré de papas. ¡Todo estaba delicioso! Probamos los ingredientes típicos de la parrilla, recreados y sazonados por el paladar de Jean Paul (ama la carne argentina). Sin duda, sus platos exhiben un delicado estilo gourmet.
Los cortes del brasero vienen con una porción de tira de asado que los acompaña, tanto el filet de ternera, el ojo de bife, la costilla de ternera o el lomo. La guarnición es de estación: puré de papas, legumbres de la huerta o ensaladas verdes. Y se sirven con las salsas béarnaise, criolla y chimichurri. Vale la pena degustar todas.
Como postre hay Martin Fierro, crème Catalán, isla Flotante, tarta del día y soufflé glacé. Mis compañeros, esta vez, no comieron postre. Yo preferí terminar con unos crêpes Suzzete, que vi elaborar en otra mesa. Los pañuelitos estaban reconfortantes con su perfume y sabor a naranjas y a licor de Cointreau.
Pocas veces se habla del servicio de este restaurante, tanto de camareros como de vinos. Ambos son realmente impecables. Tampoco se hace mención de los panes clásicos franceses de la panera. Ni de la mesa de quesos. Ni de los detalles de su vajilla y el confort de su ambiente contemporáneo. Todo es motivo para una descripción aparte.
Participé, hace 20 años, en la realización del libro de Jean Paul Bondoux, “La Cuisine Essentielle”. Así, conocí de cerca a este cocinero y su familia. Pude saber que, desde muy chico, trabajó en la charcuterie de su padre en la región de Morvan. Fue su primer trabajo, el que le dio una visión profunda del métier de las carnes. Y en algún momento, a fines de los '90, su famoso costillar de ternera con salsa béarnaise presentado en el carro de servicio fue tapa de Cuisine&Vins. Por eso, puedo testimoniar que el grill de La Bourgogne se utilizó en varios momentos de la historia de este su restaurante y hoy la cocina quiere destacar con plenitud.

domingo, 30 de agosto de 2015

El Celler de Can Roca: Gol de Messi



Entre la tradición y la ciencia, el mejor restaurante del mundo –según la lista World’s 50 Best– seduce a sus visitantes desde la libertad y la excelencia. Aquí, un recorrido en palabras e imágenes por el inquietante mundo de El Celler de Can Roca y por sus anfitriones, los hermanos Joan, Josep y Jordi, que cocinaron en Buenos Aires de la mano de BBVA Francés.
por Cristina Goto
Un restaurant y un teatro comparten similitudes en la puesta y en la insoslayable complicidad del público. En el primero, los comensales entran en escena y participan con todos sus sentidos; en el segundo, los espectadores comprometen su concentración desde la platea para vivir la historia.

Cuando llegué a la residencia de Can Sunyer 48, en Gerona, sentí una enorme emoción. Pisé el escenario del Mejor Restaurante del Mundo 2013 y 2015 con el deseo de ser cómplice de la renombrada función en casa de los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca, quienes detentan, además, tres estrellas de la máxima guía, la Michelin.

Me recibió Joan, líder del mundo salado, una persona cálida que enseguida mostró su entusiasmo por la alianza entre su restaurant y BBVA Francés para profundizar la investigación de las cocinas en varios destinos de América Latina en el lapso de cuatro años. En ese momento, aquél tema era el futuro. El presente: el servicio que venían de iniciar un rato antes.

Pronto me invitó a la cocina, espacio generoso, estudiado centímetro a centímetro para que cada cual atienda su plaza y todo fluya. Los Roca y su gente trabajan con pasión y en relax, no mecánicamente. En sus decisiones hay tradición y evolución, hay vocación y conocimiento, hay alegría y naturalidad. Cuando una observa cómo se mueven, se revela un saber que trasciende el trabajo, que se hereda y resulta, francamente, espléndido. Tuve la misma sensación cuando entrevisté a Josep Roca –el sommelier– en Buenos Aires.

En la sala de El Celler de Can Roca la luz natural del sol entibió el mediodía. Interior y exterior se ensamblaron a través de las paredes de cristal y de madera clara: primavera precoz. Ya en la mesa, la cocina evidenció su encanto con sabores finos y perfumes dadivosos, texturas atractivas y estéticas movilizantes. De buenas a primeras, el linaje del Mediterráneo se manifestó con el olivo bonsái y sus frutos rellenos de anchoas.

De los periplos recientes del trío español surgieron appetizers: recuerdos cosmopolitas de viajes a Marruecos, México, Perú, Corea y China. La brioche de trufa, el consomé, la contessa de espárragos blancos y los calçots me remitieron sin dudarlo a la campiña catalana. El mar se lució con la caballa con encurtidos, hueva de mújol y ensalada de ortiguillas; las navajas con espardenyes –equinodermo de carne muy apreciada– y las algas escabechadas; ¡y también, cómo no, con pulpitos, gamba y cigala!

El inquietante helado de masa madre me anunció la hora de los postres. Entonces aterrizaron una manzana de gran belleza –estética y etérea– y la famosa Anarquía: una puesta libre de distintos sabores y texturas de chocolates para terminar de atrapar al hechizado comensal.

Desde el Albet i Noya, un Brut Reserve 2009 del Penedès elaborado exclusivamente para El Celler y servido al despuntar el mediodía, probé, en adelante, unos blancos que quedaron en la memoria de mi paladar: el Xarel lo Vermell 2014, el Pedra de Guix Terroir al Límit del Priorat 2011, el Vidonia Suertes del Marqués 2011 y el Meursault Charmes 1er Cru 2011. El mediodía devino en tarde y la experiencia creció, con el tiempo, en mi remembranza. Lo que quedó, sin lugar a dudas, fue la calidez de todos y cada uno de los actores de El Celler de Can Roca.

JOAN (mundo salado: cocinero) 

"La cocina admite muchas vertientes y lecturas. Tenemos la suerte de interpretarla de una manera muy particular. Somos inconformistas: nos gusta buscar nuevos caminos y nuevas formas de hacer las cosas. Nunca olvidamos el sentimiento elemental y sencillo del sabor y del producto como materia prima. No renunciamos a la tradición, a la evolución ni al diálogo con la ciencia y las disciplinas que permiten que la cocina sea más diversa y más divertida." 



JOSEP (mundo líquido: sommelier) 

"En el go, mítico juego chino, es necesario construir para vivir. El objetivo no pasa por comerse al otro sino por trazar un territorio mayor. Así debemos plantearnos la complicidad de los equipos de cocina y de sala en la gastronomía. Edificar y plantear estrategias para seducir. La sala de un restaurante cohesiona como pocos espacios pueden hacerlo. Se trata de un universo de conexiones emocionales enriquecidas con el ‘feedback’ de la proximidad". 




JORDI (mundo dulce: pastelero) 

"Desde mi perspectiva, El Celler permite que no nos pongamos límites entre lo dulce, lo salado y lo líquido. Por lo menos, así lo veo yo, quizás porque en el mundo de la pastelería de restaurante existen menos referencias y lo que no hay es lo que puede ser. Y… ¿por qué no?".